miércoles, 2 de julio de 2014

El Amor

Nunca creí en el amor. Siempre pensé que el amor era una palabra para definir una situación: "estar enamorado". Nunca lo vi como un sentimiento, solo era una palabra o una definición más.

Tonto de mi, que por listo el destino me cayó encima. Dicen que nunca aprecias algo hasta que lo pierdes. Yo lo apreciaba antes de perderlo, y ahora y que no lo tengo simplemente no se seguir adelante.

Escribo estas líneas de modo caótico según me vienen los pensamientos, ya que no soy capaz de encontrar un orden dentro de mi cabeza.

Todo tiene un principio y un fin. Y te llega el fin de algo y aunque sabes que es el ciclo natural de las cosas no quieres ni estas preparado para aceptarlo. Llega y "plof", te da una cachetada, te tira por las escaleras, se carga tu vida y tienes que aceptarlo porque "son las cosas de la vida".

Sabes que todo puede acabar pero te esfuerzas día a día por que todo sea bueno y nunca acabe. Tal vez no hiciste todo lo posible, pero nunca dejaste de intentarlo y "plof", cachetada. De repente te das cuenta de que todo lo que hacías, querías, pensabas o perseguías ya no sirve de nada. Tu otra mitad se desvanece, finaliza el todo que tenían juntos y no te queda otra que seguir avanzando. "Plof", cachetada.

Tienes sueños, que no dejan de ser sueños pero te ayudan a levantarte cada día y sonreír por los pasos que vas avanzando hacia ellos. De repente todos mis sueños se van, como volutas de humo ante un huracán y "plof", cachetada.

Ha pasado mas de un mes y aunque parezca poco tiempo veo que no hay ni el mínimo avance. De hecho, siento que estoy yendo hacia atrás.

¿Como sacar fuerzas para levantarse día tras día cuando pierdes la motivación, ambición y ganas de todo? ¿En que me apoyo si allá donde mire no queda nada que me llame la atención? Trabajar, estudiar, independizarse, bla, bla, bla. ¿Para que? Ni con mi trabajo mas soñado ahora seguiría avanzando.

No me queda nada. No entiendo por que me tuvo que pasar a mi. Nunca me consideré mala persona. Soy respetuoso, simpático, cariñoso y comprensivo. Siempre me guié por la lógica mas que con el corazón y cuando dejo que el corazón marque mis pautas "plof", cachetada.

Lo peor de todo es que ella no tiene la culpa. Ella hizo todo lo posible por no fallarme, por estar a mi lado y caminar juntos. Pero no se puede luchar contra el destino. No, ella no es la culpable. Si la chispa se acabó no fue porque ella quiso. Fue el destino. Ese maldito miserable que ha decidido divertirse conmigo, jodiéndome la vida.

Es por eso que ayer, hoy y seguramente mañana vivo como un zombie que realiza acciones por automatismo, por costumbre y por no quedarme tirado en la cama dejando que pase el tiempo.

Y lo peor de todo es que te sigo amando como siempre. Y odio el amor tanto como te amo a ti.

jueves, 26 de enero de 2012

He vuelto!!

Bueno, después de mucho tiempo (casi un año) y tras una entrada que he publicado hace unos minutos informo de que voy a intentar retomar un ritmo continuo con el blog. ¡¡Pero solo intentarlo!!. Espero que no me surja nada que me haga olvidarme de que tengo un blog y gente que me sigue (o me seguía jejeje). ¡¡Abrazos para todos!!

Amistad

Últimamente tengo mucho tiempo libre. He terminado mis estudios y mientras busco trabajo y me voy incorporando al mundo laboral tengo mucho tiempo para pensar. Y, es por esto, que me ha venido una reflexión como la que quiero compartir hoy, y hacía mucho tiempo que no escribía nada.

Es curioso como mirando atrás voy viendo cosas (aparentemente) sin sentido. Mientras estaba terminando mis últimas asignaturas de la carrera, mis amigos tenían una especie de dilema. Ellos entendían que estaba ocupado y era algo importante, pero también "exigían" esa parte de mí que les entregué como amigo.
Durante la recta final de mis estudios, pasé por momentos de mucho estrés y nervios, y cometí el error de pagarlo con ellos justo cuando no debía ni se lo merecían pues me estaban dando todo su apoyo. Y lo más extraordinario de todo es que, una vez terminado y después de "reiniciarme" y tomarme la cosas con calma y tranquilidad, mis amigos de repente no están. ¿A dónde han ido? A ningún lugar, siguen donde siempre.
El problema es, que parecer ser que por mucho que haya intentado arreglar el daño que hice, por muchas explicaciones y discusiones que haya tenido para solventar mis errores de humano, por mucho que me arrastre e intente tener su atención, su contacto o simplemente cruzar un "hola" por teléfono o cualquier método moderno de comunicación no recibo nada.
Esto nos lleva a la situación actual, en la que me siento poco menos que violado. Sufrí por dañar a mis amigos debido a mis nervios y mi estrés. Acepté sus (no siempre con razón) criticas y quejas sobre mi comportamiento y hasta tuve que soportar como alguno de ellos me decía en mi cara algo así como "deberías cambiar tu actitud y ser como soy yo". Y resulta que ahora que vuelvo a ser el de siempre, el que todos querían y el que decían haber perdido entre libros y estrés, no hay nadie al que al parecer le importe.
Noto como aparentemente personas muy cercanas a mi, a las que consideraba partes vitales de mi existencia simplemente ya no están. Que las veces que he intentado hacerles entender que me siento abandonado y que solo con escuchar un "hola" de vez en cuando me podría volver a sentir querido, saber que están con sus vidas pero que sigo rondando en su corazón o su cabeza. Y lo único que recibí fue una y otra vez la misma palabra: "relájate". Últimamente odio esa palabra...
Cuesta mucho explicar todo lo que siento a raíz de este tema. Pero lo peor de todo, y lo que más me asusta, es que cada vez me empieza a importar menos lo que pase con esas personas. Que ya me da casi igual haber pasado de hablar día si y día también con una persona a que no me devuelva las llamadas, o no saber de ella durante días. Que ya no se cuente conmigo para nada y que se hagan planes en mi cara en los que no se me incluye ni se me invita.
Y al final, como siempre, el malo volveré a ser yo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Yo

Yo, nido de inquietudes, hambre de saber, generador de despistes, reponsable de errores, contenedor de sueños, profeta de realidades, hacedor de sonrisas, destructor de tranquilidad, nexo de amistad, creador de enfados, maestro de manipulaciones, seguidor de ilusiones, compositor de discusiones, artífice de paz, ingeniero de ideas, responsable de vidas, desastre.
Yo...¿y tú?

martes, 21 de septiembre de 2010

La paradoja del Gato y la Mantequilla

Partamos de dos premisas lógicas: Si dejas caer una tostada con mantequilla, caerá al suelo con la cara de la mantequilla hacia abajo. Si un gato se deja caer de una ventana u otro lugar elevado, aterrizará sobre sus patas.

Pero, ¿qué pasaría si atásemos una tostada con mantequilla al lomo de un gato, con la parte de la mantequilla hacia arriba? ¿Caería el gato sobre sus patas, o la mantequilla se untaría sobre el suelo?

martes, 9 de marzo de 2010

Destino

Ni el rastreador más experimentado apenas hubiera localizado la sombra que se ocultaba entre los árboles. Era su territorio, y era su especialidad: cazar. Dentro de su gente era de los mejores tiradores, y eso significaba no fallar nunca. Había sido entrenada para moverse como una pantera en silencio. Nadie escapaba de su arco, y la mayoría no sabían que había pasado cuando ya estaban cerrando los ojos a la vida.
No era común que una princesa elfa desempeñara un papel en la custodia de alguna zona. Pero ella era especial y siempre había hecho lo que deseaba. No porque fuera una princesa, sino porque seguía su instinto y su corazón. Desde niña siempre había destacado con el arco y no quería desaprovechar su habilidad perdiendo el tiempo con nobles protocolos.
Oculta en la copa de un árbol observaba y escuchaba a su alrededor. Llevaba el pelo suelto, enredado con hojas de árbol, de un color azabache que casi parecía azul con los reflejos de luz. Sus orejas delataban su sangre élfica, y sus ropajes de cuero adornados con motivos de hojas lo confirmaba. Ella siempre patrullaba esa zona del bosque, la zona que hacía de linde entre el mundo real y las Tierras Salvajes de las Hadas donde vivían sus primos los eladríns.
Normalmente estaba sola patrullando y no necesitaba a nadie más para proteger la linde, y mucho menos en casos como ése, cuando alguien se acercaba sin molestarse en ocultar el sonido de sus pasos. Era insoportable que alguien rompiera la armonía del bosque, siempre en silencio y susurros de viento caminando de aquella forma que parecía tan estruendosa. Se le llevaba oyendo desde hacía unos minutos y parecía llevar un par tranquilo y despreocupado por el tiempo que estaba tardando en llegar a esa posición. Tras unos minutos por fin apareció en el campo visual de la elfa, y ésta ya tenía su arco listo, esperando a dar el disparo de advertencia.
El humano que apareció no tenía aspecto de ser un guerrero, y mucho menos de ser alguien poderoso. Vestía con calzas, botas altas de piel y una extraña túnica sin mangas y con capucha, abierta por ambos laterales de cintura hacia abajo permitiendo mayor comodidad a la hora de caminar y sujeta por un cinto lleno de bolsillos. Llevaba una espada larga a la cintura, además de un cuchillo, pero ambos parecían tener las correas de seguridad puestas, como si no fueran a ser utilizados.
Lo que la elfa no podía adivinar es que se trataba de un mago innato, también conocido como mago de palabra. Estos magos, un tanto especiales, eran repudiados por muchos y admirados por otros, ya que no usaban libros de conjuros ni aprendían fórmulas mágicas para realizar sus hazañas. Solo necesitaban manifestar en su mente un pensamiento del efecto mágico que querían causar y conjurar una palabra adecuada a ese pensamiento. Así, un mago de palabra nunca olvidaba conjuros tras lanzarlos, porque nunca tenía que aprenderlos.
El humano era un invasor y había de ser expulsado o eliminado.
La elfa dejó que sus dedos acariciaran la cuerda de su arco y apuntó al suelo, justo entre las piernas el humano invasor.
Lo que ocurrió en ese momento la sorprendió, ya que la flecha al llegar a una cierta distancia del humano hizo un giro brusco hacia abajo y quedó clavada en el suelo, a dos metros del humano, y no donde debía haberse clavado. En ese momento el humano levantó la vista hacia su posición, pero no la posición que ocupaba cuando disparó, como habría hecho cualquier intruso, sino a la posición que había tomado mientras la flecha ejecutaba su vuelo.
- Es de mala educación atacar a alguien sin que se lo espere -. Dijo el humano.

La elfa sin dar crédito a cómo había sido localizada, y sintiendo su orgullo herido, lanzó otra flecha, esta vez al cuello del humano.
En esta ocación la flecha no fue desviada de su trayectoria, pero el humano susurro una palabra que la elfa no llegó a escuchar y, a menos de un metro, la flecha se desintegró en el aire.
Convencida así de la naturaleza mágica de aquel extraño humano, la elfa salió de su escondite, en la rama principal de un gran roble, y miró fijamente al mago. Nunca antes había descubierto tan descaradamente su posición, pero sentía que aunque podía ser una trampa, aquel hombre mágico no tenía intenciones hostiles.

- Mi nombre es Kyra, y custodio estos territorios elfos y la entrada a las Tierras Salvajes de las Hadas -.dijo con voz profunda -. Esta prohibido el paso a los extranjeros, ¿qué buscas?.
- Te busco a ti, princesa Kyra del reino de los elfos - contestó el mago con una sutil sonrisa -. He venido desde muy lejos para encontrarte pues corres un grave peligro y mi destino está ligado a tu protección. No tengo nombre, aunque se me ha llamado de muchas maneras, pero puedes llamarme guardián pues esos es lo que voy a ser para ti a partir de ahora.

En ese momento, la mirada del mago cambió y en sus ojos Kyra pudo ver lo que el mago decía. Vio hombres sedientos de poder y gloria persiguiéndola, mercenarios en busca de su cabeza y cosas aún peores interesadas en ella.
No comprendía lo que estaba viendo a través de los ojos del extraño mago, pero supo que decía la verdad, supo que corría peligro y que debía hacer algo si quería descubrir por qué su vida valía tanto como para que un desconocido recorriera medio mundo en su busca.
Entonces bajó del roble y sin decir nada se despidió de su patria, pues sabía que si ella permanecía ahí, su gente correría grave peligro.
Se acercó al mago y sintió un aura de devoción y protección fluir hacia ella. Y, sin plantearse lo que había ocurrido en unos minutos como para cambiar enteramente su vida, sus labios se movieron solos:
- Vamos Guardián, guíame y descubramos quién osa soñar con dañarme.

Y así comenzó un viaje que duraría una eternidad. Lleno de peligros y conspiraciones, Guardián y Princesa recorrerían el mundo luchando juntos para descubrir un destino que compartían, pero que a la vez desconocían.

Palabras, Libro I

martes, 2 de marzo de 2010

El Templo

Después de tantas aventuras, no creían haber llegado por fin a su destino: el Templo de Man'rak.
Parecía ayer cuando partieron de las tierras elfas para evitar una guerra, y habían cruzado el Velo Norte casi de punta a punta, luchado contra una extraña tribu que decoraba su cuerpo atravesandolo con ornamentos metálicos -algunos imbuidos con poderes mágicos- para venerar a su perverso dios, e incluso escapado de una bruja ogro y su hueste de hombres-rata.

Guardián se sentó en una piedra situada a pocos metros del portal del templo y examinó la herida de su brazo izquierdo, que todavía sangraba, mientras movía los dedos de la mano.
- Todavía no siento bien los dedos -dijo sin dejar de mirarse la mano-.
- Tienes suerte de que encontraramos hojas de Prístina en las Colínas Pardas -respondió la elfa mientras examinaba su arco para ver si no habia sufrido daños con el golpe-. Si no, el veneno ya te habría matado, deberías dar gracias.
- Gracias.

El mago se levantó mientras sonreía y se acercaba al portal del templo. Rebuscó en uno de sus múltiples bolsillos del cinturón y sacó un extraño polvo azulado con el cuál comenzó a escribir simbolos en las pequeñas puertas -para ser un templo, según pensó Kyra-. Visto desde fuera, el supuesto templo no parecía diferente a un cuarto de aperos o un refugio en la montaña, ya que lo único que se veía en esa zona de la pared de la montaña eran unas puertas de piedra pulida, de unos dos metros de altura, con un marco de tallado recto. Lo curioso era que no tenía asideros ni cerradura para abrirlas, y no parecía ser tan antiguo como afirmaba el mago.
Cuando Guardián terminó de dibujar en la puerta, cerró los ojos y recurrió a su voluntad durante unos segundos, concentrandose en su magia innata. Luego dijo una palabra.
- Ábrete.

Kyra sintió un leve silbido en sus oidos. Empezaba a acostumbrarse a esa sensación cada vez que el mago recurría a sus poderes. Cuando el silbido cesó, le pareció que los dibujos que había hecho el mago con el polvo azul se habían quedado grabados en la puerta en forma de tallados, y las mismas puertas empezaron a abrirse hacía adentro, sin hacer el menor ruido.
-Bien -dijo el mago girandose hacia la elfa-, yo he hecho mi parte. Ahora te toca entrar, y yo no puedo acompañarte.